Misión de Rango B: Protege la espada Kinrai

Una mañana más me levanté dirigiendome hacia el tablon, habia madrugado y apenas sentia la brisa de la mañana, fuí hasta el tablon y cojí la primera misión que pillé, ni siquiera la ojeé por encima. Leí mientras caminaba hacia la entrada, parece que habia una espada llamada Kinrai que habia que proteger de varios bandidos. Así que me puse en marcha hasta el Santuario. Lo que no me explicaba es que tenia aquella espada para ser tan valiosa para los bandidos. ¿Quizá alguna utilidad elemental? ¿Una espada valiosa de generaciones? No entienda el por qué ciertamente, pero tenia que protegerla.

- Uff.. otra vez proteger y proteger.. esto empieza a casarme..

Suspiró caminando hasta el Santuario, que se encontraba un poco a las afuera de Amegakure. Al llegar allí ví la zona muy despejada, sin enemigos y menos aún sin rastro de nada. Así que me dediqué a poner trampas por toda la zona con mucha precaución.
Cuando terminé de colocar todas las trampas, me apoyé sobre unos arboles atras, esperando algun rastro de bandidos o más bien quién quedria esa espada.
Repentinamente tras varias horas de espera, sentí como algunas trampas saltaban, alejando a varios individuos de la zona, así que simplemente pasé de entrometerme por medio, ya que no sentia curiosidad por saber quienes eran. Seguramente bandidos sin más.

Me levanté de donde me encontraba apoyado y me acerqué al Santuario, parecia un día bastante aburrido, los simples bandidos huian de las trampas, ni siquiera serian ninjas de la aldea. Me acerqué hasta donde se encontraban las trampas, desactivandolas, y sellé la puerta y la zona con un sello con mi marca de sangre.
Así solo podria entrar en la zona aquél que le dijera como desactivarlo, seria una protección eficaz contra bandidos u otros ninjas.

- Con esto servirá.

Miré hacia el sello mientras lo realizaba.
Suponia que ahora me iria de la zona, hasta Amegakure, para darle el acceso del sello al Amekage o al jounin encargado de aquella zona.
Fuí hasta Amegakure con el sello y al llegar al tablon, le entregué una especie de pergamino con el sello al Jounin encargado.
Le expliqué por encima como desactivar el sello y que la zona estaba minada de trampas en cierto modo, por si alguien intentaba entrar más allá del sello, pero lo dudaba. Solté el pergamino y las indicaciones y me fuí de allí.

- ¡Ahora a descansar!

Dije con tono de suspiro aliviado, ya tenia muchas ganar de llegar a casa y tumbarme tras un largo día, aunque para todo lo que habia echo. Pero me sentia con pereza.