Misión Rango B: Equipo 5 Desaparecido.

La luz entraba y iluminaba toda la habitación. En unos segundos, la oscuridad fue opacada totalmente por la luz. Me desperté y me quedé en la cama durante unos minutos, reflexionando qué misiones podría haber hoy y si serán difíciles. Ya era Chunnin, así que a partir de ahora, serían casi todas de rango B.
Me vestí de forma rápida y algo torposa. Por las mañanas, solía estar de mal humor y torpe hasta que me centrara.
Salí de mi casa y me dirigí al tablón de misiones, seguidamente, busqué las de rango B. Había unas cinco. Leí todas atentamente, pero simplemente me interesó una en concreto.
Trataba de un grupo de shinobis de Amegakure, supuestamente el número cinco. Desde hace días no han reportado su estado, así que deberé de ir a buscarlos a...Kumo, perfecto. El sitio donde menos deseo ir, pero bueno, según leo, habrá ninjas rivales de por medio. De Kumo, seguramente, así podría tener un paso más cerca de mi venganza.

Me guardé la misión en el bolsillo y miré el mapa de la región de Amegakure que estaba al lado de tablón. Actualmente, estaba en la mitad de Amegakure, a unos quince kilómetros para llegar a la Puerta. En el tablón no tenían un mapa regional ni mucho menos, de villas en concreto. Me estire, alzando mis manos hasta el sol.
Me puse de camino hasta las puertas de Amegakure y tras un buen rato andando sin ninguna prisa, llegó. Miré atentamente regionales hasta que encontré el de Kumogakure.

- Los reportes fueron entre cortados aquí - dije con voz suave, calcando con mi dedo índice en una especie de desierto de Kumogakure.

Suspiré de forma lenta, mentalizándome. Eché la vista al cielo y con una sonrisa, empecé a correr hacia la entrada de Kumogakure. Eran bastantes kilómetros y recorrido, así que debía de darme prisa ya que la misión tiene un límite de días.

- ¡Tengo que darme prisa!

Quedaba ya sólamente un kilómetro para llegar el destino. Amplifiqué mi velocidad y en algunos minutos ya estaba ahí. Al parecer, no estaban. El sol pegaba muy fuerte y la arena del desierto me hacía cansarme mas, ya que tenía que mover mas fuertes mis piernas y todo mi cuerpo al completo. Revisé la zona del desierto con mi Shikigan, y debajo de mis pies había algo.
Una nota. La cogí y la leí:

"Si queréis a los Ninjas,
venid al desierto del sur, situado a dos kilómetros exactos de aquí.
Sólo puede venir un Shinobi."

Sin más dilación, fui y llegué. Estaban amarrados el grupo cinco, pero no había nadie. Los solté y me dijieron que se habían ido. Fruncí el ceño, era bastante raro.