En busca de esos traidores... misión.

Entré a la entrada del bosque de la muerte, tras escuchar que mi misión era mejor de lo que me esperaba: tenía que acabar con la vida de unos traidores. Genial, todo aquel que fuera un traidor merecía morir, sin duda. Y yo sería el que acabaría con la vida de esos traidores. Genial. No sabía mucho sobre ellos, ni si quiera cuantos sería, pero lo que sí sabía era que se encontraban en el bosque de la muerte, y actualmente eran los únicos que estaban ahí, escondidos. No era un lugar donde la gente viene a pasear tranquilamente... Así que ahí estaba, en la entrada del bosque de la muerte, preparado para acabar con la vida de esos miserables. Lo primero en lo que pensé fue, lógicamente, en cómo los podría encontrar. Así que me quedé, ahí, parado en el sitio, hasta que una idea cruzó mi mente. Decidí actuar rápidamente con mi idea.

La manera que iba a usar para localizarlos no era nueva, en realidad. Era una de mis estrategias favoritas para encontrar a la gente, ya la había usado en otras ocasiones, y siempre me había servido. Simplemente, contacté con un grupo numeroso de insectos, y les mandé a que exploraran todo el bosque y me avisaran de cualquier persona que encontraran. Así que, veloces, se dispersaron y exploraron todo el bosque, mientras yo descansaba encima de un árbol. No tuve que esperar demasiado para que un grupo de insectos se moviera de manera que entendí que habían localizado a alguien, y volaron hacía el lugar en el que se encontraban mis próximamente victimas. Así que, sin dudarlo, las seguí. En poco tiempo, llegamos al lugar donde esos malditos traidores se escondían.

Al final resultaba que eran seis... eran bastantes, a decir verdad. Imaginé que fueran dos o tres, pero seis... en fin. No parecían ser demasiado fuertes, es más, en vez de estar huyendo... ¡Estaban comiendo tan tranquilamente! Los espié desde las distancias, sigilosamente, y al final ya decidí una estrategia para poder vencerlos. Iba a necesitar de nuevo la ayuda de mis amigos insectos... porque decidí utilizar el Mushijin Fuuma Shuriken, lanzando, a escondida, varios shurikens que no solo amenazaban con terminar con la vida de mis rivales, si no, que encima, si intentaban esquivarlos... unos insectos especialmente venenosos que había puesto encima de los shurikens unos insectos especialmente venenosos... si fallaba, los insectos picarían a mis rivales, introduciendo un fuerte veneno en ellos.

Uno de los seis, el más cercano a mí, recibió uno de los shurikens en la espalda, asesinándolo, pero su grito desesperado sirvió para que sus compañeros se dieran cuenta de los shurikens, y todos se dieron la vuelta. Dos más cayeron, al intentar esquivar el shurikens, y al ser mortalmente envenandos por el agijonazo de mis insectos... en cambio, los tres uqe quedaban, nos esquivaron, si no uqe usaron... ¡Un jutsu de fuego! Con el que calcinaron a mis pobres insectos...o, no. Esto ya era personal. Nadie se atrevía a ponerle una mano encima a mis insectos: ¡Ni aunque yo intente matarles con ellos! Pero ahora, los enemigos se habían fijado en mí... pero, al menos, les había reducido a la mitad. Ahora solo quedaban tres.

Se habrían atrevido a atacarme los tres con una gran bola de fuego, que se dirigía fuertemente ante mí.... así que decidí darle fin a esto, y terminar con sus vidas. Para empezar, decidí esquivar su jutsu, gracias al Fuuton Ferai cargué mis pies de chakra, y di un gran salto en el aire, y esta vez, en el aire,r volví a lanzar shurikens... pero no cargados de insectos, si no de enrgía fuuton. Los rivales, al revisar de que los shurikens no tenían bichos, intentaron esquivarlo... pero entonces, hice que los shurikes cambiaran de dirección... hasta atravesarlos, acabando con sus vidas. Caí en otro árbol, mientras contemplaba un pequeño insendio que los rivales habían provocado. No era mi problema, daría mi misión por terminada... y diría que solucionaran esta desastre. Así que me dirigí de nuevo a mi aldea, para recibir mi recompensa.